Por las sendas de Mackay
“Por las sendas de Mackay, casas forestales y sus sendas de unión”.
José Ramón Navarrete Moreno-Cesar Albusac Amador
El libro se centra en las sendas creadas por Enrique Mackay Monteverde el ingeniero de montes que cambió la intervención forestal en el Parque Natural de las sierras de Cazorla, Segura y las Villas.
Por las sendas de Mackay describe una red de caminos conectados a las casas forestales que supone uno de los mayores atractivos y más desconocidos símbolos del Parque. Hasta 18 sedas son perfectamente descritas en esta guía con el claro objetivo de reivindicar su recuperación. El estado del Parque tal y como lo conocemos hoy en día, se debe al trabajo que desarrollaron los ingenieros de montes, sobre todo en la primera mitad del siglo XX. Fue cuando se construyó una importante red de caminos con un diseño y trazado que permitió estructurar el territorio y a la vez unían los diferentes elementos de la Ordenación de estos montes. Uno de los personajes icónicos de esta etapa de desarrollo y el pionero en la regeneración de La Sierra de Cazorla fue Enrique Mackay, insigne ingeniero forestal, que trabajó con ahínco por recuperar y reservar La Sierra y sus montes. A él se debe la creación de las “sendas de vigilancia”, proyectadas en los primeros años del siglo XX dentro de su Revisión de los Proyectos de Ordenación, como elemento por la “Defensa Del Monte”.
Comenzaba el siglo XX y lo que hoy conocemos como Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas estaban en un estado casi desértico, por los continuos incendios provocados, las sacas de madera y roturaciones clandestinas, o porque los ganaderos actuaban fuera de las zonas que tenían adjudicadas. Las sendas fueron el cambio más importante y definitivo para sacar la sierra adelante y darle un cambio total con la vigilancia a esa inercia destructiva.
Hasta este espacio llegó el ingeniero forestal, Enrique Mackay Monteverde con el encargo de llevar adelante el proyecto de ordenación de los montes de Cazorla. “Las sendas las planificó para conectar todos los elementos importantes para dicha ordenación. Como las casas forestales, las repoblaciones, los viveros, las estaciones contra incendios, las sequerías y sobre todo para la vigilancia de los montes”, construyendo así una red peatonal y para la caballería.
En el año 1917 la sierra estaba habitada por unas 1600 personas, de las que unos mil eran serranos que vivían en algo más de doscientas casas o cortijos con ganado, y veintiocho familias de guardas forestales. Todo el trasiego de los serranos ya se hacía por las sendas. Sendas que actualmente están muy abandonadas, con tramos que están bien y otros muy derruidos. Esta red de sendas centenarias fueron las primeras construidas en España entre 1908 y 1926 ininterrumpidamente en cada plan anual. Más de cien años que no han logrado borrar la curiosa conexión entre las sendas y las casas forestales. Así, son de un gran valor histórico y cada una de ellas alberga innumerables historias.
En esta guía se detallan 18 de ellas con el ánimo de darlas a conocer y llamar la atención para su recuperación. Un trabajo que han venido realizado los autores a lo largo de varios años con un grupo de senderistas. Pretenden llamar la atención de las administraciones competentes para recuperar estos senderos en zonas privilegiadas que están totalmente abandonadas desde finales del siglo XX.
Enrique Mackay supuso un antes y un después en el futuro del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas. Su imagen quedó grabada en la memoria de los cazorleños a lomos de su caballo Manrique camino de la sierra acompañado de su fiel paje “Zanquitas”, que debía este apodo a su gran estatura.